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Adiestramiento canino. Algo más que enseñar órdenes.

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Constantemente podemos escuchar frases como “El adiestramiento sólo se puede realizar con un perro cuando éste es cachorro.” “Hay que esperar a que el perro cumpla un año para empezar a adiestrar.” “El adiestramiento es para aquellos que tienen problemas con su perro.” “No se pueden enseñar trucos nuevos a un perro viejo.”

Nuestro entorno está plagado de ideas y creencias contradictorias que, a menudo, se basan en información anticuada y, a estas alturas, podríamos decir que hasta obsoleta. Es verdad que muchas personas acuden a un profesional de la educación canina en busca de consejos sobre adiestramiento tras haber adquirido a un cachorro, lo cual es ideal; cuanto antes empecemos la educación de nuestro cachorro, mucho mejor. Otras veces los propietarios se interesan por este tipo de servicio cuando están teniendo problemas con su compañero canino. El adiestramiento nos proporcionará herramientas de control y mejorará sustancialmente la relación con nuestro perro, sin duda, y después de un curso llevado a cabo satisfactoriamente podremos ‘presumir’ de perro; de lo bien que ejecuta las órdenes y de la atención que nos presta. Pero ¿hay algo más? ¿Qué ocurre cuando adiestramos a nuestro perro? ¿Deberíamos todos hacerlo? Si ya lo he hecho, ¿por qué debería seguir practicando?

¿Alguna vez te has parado a observar la cola de, por ejemplo, un perro de detección? ¡No para! Está trabajando y ¡es feliz! Cuando tomamos la decisión de adiestrar a nuestro perro y nos comprometemos a ello, le estamos dando un trabajo. Le estamos ofreciendo la oportunidad de sentirse útil. Nosotros salimos cada día a trabajar, nos enfrentamos a retos, estamos envueltos de estímulos que nos dan la oportunidad de poner en práctica y ejercitar nuestras habilidades físicas, cognitivas, sociales, etc. En el mejor de los casos nos proporciona satisfacción y nos sentimos realizados al final del día. Mediante un adiestramiento le estamos ofreciendo lo mismo a nuestro perro. Cuando nuestro compañero peludo es capaz de encontrar la solución durante los ejercicios que le planteamos sentirá gran satisfacción y orgullo por el trabajo bien hecho y, a medida que sale airoso de ejercicios cada vez más complicados, aumenta su confianza en sí mismo.

El perro es un animal cuya genética ha sido moldeada a lo largo de los siglos para servir una finalidad específica. La cría y selección de individuos dentro de una raza se han basado en potenciar rasgos externos y características internas que a menudo tienen su clave en el instinto. La única manera de ayudar a controlar el instinto innato es a través del adiestramiento y la educación de nuestro compañero canino haciendo que la cognición pueda predominar en momentos donde la naturaleza del perro le mande señales que puedan poner en peligro al entorno o a sí mismo. Poder transmitirle a nuestro perro que puede confiar en nosotros ante cualquier situación independientemente de lo que pase fortalece nuestra posición como un guía en quien el perro puede confiar.

Durante el adiestramiento invitamos a la mente del perro a trabajar, a solucionar problemas, a discriminar y encontrar las mejores opciones con la mayor recompensa. Consecuentemente, uno de los elementos (y beneficios) clave del adiestramiento es el aumento del razonamiento del perro; como resultado tenemos un perro ‘más inteligente’, capaz de evaluar su entorno desde un punto de vista más equilibrado. Contará con las herramientas para controlar mejor sus emociones y, como consecuencia, a sí mismo. Esta capacidad de autocontrol y control de impulsos nos servirá para muchas situaciones cotidianas que pueden resultar complicadas (con niños corriendo alrededor, cuando ve una pelota, cuando se encuentra con otros perros, etc.).

¿Por qué en Kanstak solemos recomendar que sea el responsable, bajo supervisión profesional, quien lleve a cabo el adiestramiento? Educar a un perro fortalece el vínculo que hay entre el perro y su guía y hace que la relación, compenetración y unión entre los dos sea única. Observar cómo nuestro perro resuelve problemas que le planteamos aumenta nuestra confianza en él y viceversa. El hecho de que hagamos esta actividad juntos y que presenciemos y compartamos los momentos de éxito, nos convierte en un equipo. No debemos olvidar que la colaboración con el hombre es precisamente la razón histórica que llevó a la domesticación del perro.

Para el perro, ver que estamos presentes en sus momentos de éxito y, además, nos enorgullecemos, nos convierte en alguien muy especial. ¡Pero no sólo eso! Aprendemos a conocernos mejor; sabremos identificar nuestros puntos fuertes y aspectos que requieran más práctica; seremos capaces de anticiparnos a las reacciones de nuestro perro en situaciones determinadas, lo cual nos ayudará a tener más control en el día a día.

Además de todos los beneficios que conlleva adiestrar a nuestro perro, el adiestramiento es también un hobby y pasatiempo genial que cansa al perro mentalmente y de manera sana en comparación a otros juegos que pueden ser contraproducentes a la hora de lograr nuestros objetivos, ya que refuerzan conductas emocionales, obsesivas y/o instintivos. El adiestramiento nos permite pasárnoslo a lo grande y divertirnos con nuestro perro y, por qué no, con otras personas con la misma afición. De esta manera, no sólo mejoramos las habilidades cognitivas de nuestro perro, sino que también trabajamos la socialización y le ayudamos a relacionarse con las personas y con otros perros.

Este es el motivo por el cual nuestras actividades en grupo, tales como Kanstak Walk (educación en ambiente urbano) o Jornadas de socialización (juego y educación en nuestro centro o mediante excursiones diseñadas especialmente para mejorar todo lo mencionado anteriormente) siguen siendo tan reclamadas y ofrecen unos resultados tan buenos en lo que a relación guía-perro se refiere.

El objetivo de todos nosotros es aportarle la mejor vida posible a nuestro fiel amigo y que sea feliz. Nosotros en Kanstak Educación Canina creemos que el adiestramiento no es sólo órdenes; el adiestramiento es bienestar.

Nuestro entorno está plagado de ideas y creencias contradictorias que, a menudo, se basan en información anticuada y, a estas alturas, podríamos decir que hasta obsoleta. Es verdad que muchas personas acuden a un profesional de la educación canina en busca de consejos sobre adiestramiento tras haber adquirido a un cachorro, lo cual es ideal; cuanto antes empecemos la educación de nuestro cachorro, mucho mejor. Otras veces los propietarios se interesan por este tipo de servicio cuando están teniendo problemas con su compañero canino. El adiestramiento nos proporcionará herramientas de control y mejorará sustancialmente la relación con nuestro perro, sin duda, y después de un curso llevado a cabo satisfactoriamente podremos ‘presumir’ de perro; de lo bien que ejecuta las órdenes y de la atención que nos presta. Pero ¿hay algo más? ¿Qué ocurre cuando adiestramos a nuestro perro? ¿Deberíamos todos hacerlo? Si ya lo he hecho, ¿por qué debería seguir practicando?

¿Alguna vez te has parado a observar la cola de, por ejemplo, un perro de detección? ¡No para! Está trabajando y ¡es feliz! Cuando tomamos la decisión de adiestrar a nuestro perro y nos comprometemos a ello, le estamos dando un trabajo. Le estamos ofreciendo la oportunidad de sentirse útil. Nosotros salimos cada día a trabajar, nos enfrentamos a retos, estamos envueltos de estímulos que nos dan la oportunidad de poner en práctica y ejercitar nuestras habilidades físicas, cognitivas, sociales, etc. En el mejor de los casos nos proporciona satisfacción y nos sentimos realizados al final del día. Mediante un adiestramiento le estamos ofreciendo lo mismo a nuestro perro. Cuando nuestro compañero peludo es capaz de encontrar la solución durante los ejercicios que le planteamos sentirá gran satisfacción y orgullo por el trabajo bien hecho y, a medida que sale airoso de ejercicios cada vez más complicados, aumenta su confianza en sí mismo.

Anne Koski
Responsable Área Llobregat
Kanstak Educación Canina