Hemos pensado en ello durante mucho tiempo y al fin ha llegado el día tan soñado. Ha llegado el momento que tanto estábamos esperando y ya hemos escogido al cachorro que crecerá junto a nosotros en casa.
Son muchas las dudas que aparecen en el momento que debemos acoger un cachorro en nuestro hogar.
Dieta, ejercicio físico, educación y un largo etcétera de preguntas nos vienen a la cabeza para que el pequeño tenga todo lo que necesite durante su vida y crezca sano y equilibrado.
Un nuevo miembro de la familia que empezará a apoderarse de todas las conversaciones e inquietudes de cada uno de nosotros.
Llegados a este punto, y para que vuestra relación sea la mejor posible, es importante que tengas en cuenta varios consejos totalmente necesarios para su bienestar y crecimiento. Uno de estos consejos será su educación.
La educación del cachorro, desde un primer momento, debe basarse en tres grandes normas que se deben cumplir:
- Conocer sus necesidades.
- Educar desde la empatía.
- Socializar correctamente.
Si te parece bien, vamos a analizar cada uno de estos puntos para que puedas entender mejor su importancia.
CONOCE A TU CACHORRO
A estas alturas ya debes haberte informado sobre “qué es un perro” y “cuáles son sus necesidades” para poder aportarle una educación de acuerdo con sus posibilidades.
Además, también debes tener en cuenta la raza de tu amigo o mezcla de razas que pueden existir en él.
Conocer la raza de nuestro cachorro nos ayudará mucho a entender sus habilidades y sus límites, sobre todo los físicos, ya que un bulldog no podrá estar a la misma altura que un border collie en lo que a físico se refiere.
Saber sobre la genética y el carácter del pequeño de la familia tendrá como resultado vuestra adaptación a sus necesidades.
Por otro lado, esperar a que tu cachorro responda a todo lo que quieres correctamente de forma automática no es para nada justo.
Por lo tanto, su educación debe adaptarse a él y a su carácter para poder ser efectiva y no mermar vuestra relación.
Un cachorro con un carácter más tímido que otro no debe ser expuesto a los estímulos de la misma manera. Tu sensibilidad y empatía deberá estar presente más allá de las rutinas de educación que puedas encontrar basadas en unos rituales idénticos para todos los cachorros, sin tener en cuenta una educación personalizada.
Ya ha quedado claro mediante muchos estudios que ninguno de nosotros debería ser educado de la misma forma debido a que hay emociones, motivaciones o experiencias en cada individuo que nos hace especiales. En los perros ocurre exactamente lo mismo. No todos los perros tendrán las mismas motivaciones, aptitudes o sensibilidad.
Por lo tanto, no pretendas educar a tu cachorro sin tener en cuenta este punto, ya que seguir unas normas generales no te garantiza, para nada, un buen resultado.
PIENSA EN GRANDE
Cuando tengas a tu cachorro en casa, vas a tener unas ganas increíbles de interactuar constantemente con él, abrazarlo a todas horas y permitirle hacer todo lo que quiera. Hazlo!! Pero en cuanto tu locura empiece a dejar lugar a tu responsabilidad ante su educación, coge papel y lápiz y haz una lista del compañero que deseas tener durante todo el tiempo que dure vuestra relación. Es decir, ¡durante toda su vida!
En esta lista, apunta todas aquellas situaciones que querrás vivir con él. Eso te ayudará a comprometerte con su educación y lo que debes enseñarle. Por ejemplo, no se educa de la misma manera a un perro que debe proteger a un rebaño y vivir en la montaña que a un perro que deba vivir en la ciudad en contacto con todo tipo de estímulos que puedan provocar reacciones adversas en algún momento.
Cuando tengas la lista hecha, empezarás a poner prioridades. Todas estas prioridades son totalmente personales y dependen de cada tutor tenerlas en cuenta.
Un ejemplo de “lista de deseos” sería:
“Quiero que mi compañero esté educado para:
-Viajar conmigo en todo tipo de vehículo (avión, tren, barco o coche).
-Estar tranquilo en un restaurante o espacio cerrado.
-Me acompañe allí donde vaya de paseo.
-Respete a las visitas.
-Sepa estar tranquilo en reuniones familiares o con amigos.
-Pueda quedarse solo en algún momento.
-etc.
La “lista de los deseos” te ayudará a entender qué debes enseñarle para poder ayudarle a ser el compañero que siempre has deseado al mismo tiempo que él también encuentra en ti su gran compañero de vida.
Es decir, no es para nada coherente poner “Que respete a las visitas” si nosotros le permitimos que nos salte encima o nos muerda la ropa para saludarnos.
Por otro lado, entiende que no puedes hacer ningún perro, sea cachorro o adulto, se adapte totalmente a ti, sino que deberás tener en cuenta sus habilidades, aptitudes y límites para poder saber hasta dónde puedes llegar con su educación.
¡Al fin y al cabo, nosotros tampoco somos perfectos! Solo somos individuos que intentamos adaptarnos de la mejor manera posible a nuestro entorno para sentirnos queridos, igual que les ocurre a ellos.
Una vez tengas hecha la lista sobre su educación, debes empezar, cuanto antes mejor, a establecer las pautas adecuadas para adaptarse totalmente al pequeño. No dudes en pedir ayuda a un profesional con experiencia para que estas pautas se diseñen, siempre, de forma personalizada.
Lejos quedó aquella frase que afirmaba que no se debe educar al perro hasta que tenga 8 meses o sea mayor.
Tampoco sirve la excusa de que mi perro es mal educado porque es cachorro. La educación no tiene nada que ver con la edad. Nunca ha sucedido que un cachorro se vuelva bien educado de adulto por arte de magia.
Sí es cierto que debes tener en cuenta que tu compañero, recién llegado a nuestro extraño mundo, no conoce nuestras normas sociales ya que muchas de ellas son muy diferentes a las suyas.
El aprendizaje puede ser lento, pero siempre de forma positiva para que pueda ir adaptándose y consigas que crezca educado y feliz. Es muy importante que entiendas que la educación basada en castigos te va a ofrecer resultados rápidos, pero perderás por el camino su confianza en ti.
La educación debe estar adaptada a cada edad, pero debe estar presente desde el primer día.
Por ejemplo, si dejamos que nuestro cachorro nos salte encima desde el primer día, no podremos quejarnos si con 7 meses y unos cuantos kilos más lo sigue haciendo. Si queremos un perro que salude de forma respetuosa, enseñémosle a hacerlo desde un principio para generar un buen hábito.
Para ello, en Kanstak siempre opinamos que lo mejor es mostrarle lo que queremos durante las primeras fases de la enseñanza. Esperar que nos salte encima para corregirlo con gritos o, incluso, ignorarlo en ese momento, provocará que nuestro amigo no entienda nuestra respuesta y viva sin saber si nuestra reacción volverá a ser la misma mañana. No entiende bien qué es lo que no nos gusta porque mientras nos salta encima también mueve la cola, respira, nos mira, está contento, etc. Entonces ¿qué es lo que no nos gusta que haga?
En cambio, si cada vez que nuestro amigo se acerca a nosotros para saludarnos le esperamos para acariciarlo a su altura sin provocar el salto o tiramos algunas golosinas al suelo para provocar una conducta contraria a saltar, él entenderá que nos encanta saludarle siempre que no salte como un canguro.
Por lo tanto, toda educación que vayamos a dar a nuestro pequeño amigo deberá basarse en generar buenos hábitos provocando, de esta forma, la inhibición de los hábitos antiguos que suelen ser más naturales para él.
LA SOCIALIZACIÓN ES EL PILAR DE SU EDUCACIÓN
Por otro lado, el grado de socialización del cachorro ha de ser el más elevado posible para evitar miedos y traumas que provocarán conductas inadecuadas en un futuro.
Invertiremos todos los recursos posibles para que nuestro pequeño se adapte de forma correcta a todas las situaciones que pueda vivir mientras nos acompañe.
Ten en cuenta que el periodo crítico de socialización en toda la vida del perro es conocido como IMPRINTING o IMPROMTA y se encuentra entre el primer mes y los tres meses de vida.
Es en este periodo cuando aún no conoce el miedo y cuando se podrá adaptar mejor a todo lo que le ocurra sin que se generen traumas.
Una vez finalizada esta etapa crítica de su crecimiento, toda adaptación puede resultar más difícil. Hay perros que pueden sentir miedo durante toda su vida si no han sido bien socializados en sus primeras etapas.
Por lo tanto, la exposición a todos los estímulos deberá ser de acuerdo con el carácter de nuestro amigo para no provocarle traumas, pero será totalmente necesario si pretendemos que tenga la mejor educación posible.
La socialización debe ser de mucha calidad, además de cantidad. Una mala socialización puede comportar muchos problemas el día de mañana. Este es el motivo por el que debes adaptarte al carácter de tu pequeño amigo en todo momento.
Toda socialización le aportará conocimientos de la sociedad que le rodea (incluidos los amigos caninos) y, si se hace de forma correcta, obtendrá como resultado un adulto equilibrado.
Tener en cuenta estos tres puntos de los que hemos hablado será el mejor principio para la educación de nuestro cachorro mientras le ayudamos a convertirse en un adulto capaz de gestionar todo tipo de situaciones, con gran proactividad y feliz junto a nosotros.