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Cuando un perro entra en casa, pasa automáticamente a pertenecer a la familia. A nosotros nos corresponde aceptar lo peor y lo mejor de él, como haríamos sin duda con cualquier otro miembro de la familia.
Todos, cuando adquirimos un perro, soñamos con el “perro perfecto”. Pero, ¿qué perro lo es?
Para algunos el perro perfecto es aquel que responde a todos los comandos con facilidad, para otros es aquel que vigila el hogar con paciencia y perseverancia y lo protege de cualquier amenaza y para otros, aquel que juega sin límite con los niños, etc.
En fin, es muy difícil encontrar al perro perfecto si ya vamos con una idea preconcebida de la perfección en este aspecto.
Lo equivocado empieza aquí, en creer que nuestro perro se adaptará a absolutamente todo por sí solo, mientras que lo adecuado sería pensar en el esfuerzo que comportará para toda la familia la educación diaria para hacer que la convivencia con él sea la mejor posible.
En Kanstak Educación Canina siempre hemos creído que cada perro tiene su sitio en nuestro mundo. Quizás no es el sitio en el que vivió en un principio, pero eso no significa que no tenga su sitio especial esperándole en cualquier otro hogar.
¿Conoces cuáles son los aspectos básicos para conseguir una convivencia armoniosa con tu perro?
Hoy en día podemos acudir a internet para conocer diferentes metodologías de adiestramiento y hay bibliografía de sobras para introducirnos dentro del mundo de la educación canina.
Las consultas pueden ser muchas y cuanta más información tengamos, mucho mejor. No obstante, debemos entender que no todos los perros son iguales y, por lo tanto, no se puede educar a todos los perros de la misma manera. Deberíamos tener suficiente empatía como para entenderlo así.
Un profesional nos asesorará siempre mejor sobre cómo educar a nuestro perro, teniendo en cuenta su carácter, genética y tipos de experiencias que haya vivido a lo largo de su vida.
Desde que nuestro perro entra a formar parte de nuestra familia, debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Entorno
- Zona a prueba de cachorros
- Espacio donde dormir
- Límites que ponemos para que se adapte a nuestra vida
En lo que respecta al entorno, tendremos en cuenta si vivimos en una casa o en un piso con muchos vecinos. Si nuestro caso es una casa, sería importante saber si se encuentra en las afueras, en una urbanización o en el mismo centro.
Estos aspectos harán que su socialización tenga mejor pronóstico en un lugar que en otro, ya que los perros que viven en el centro de la ciudad están obligados a tener una socialización mayor que aquellos que viven en casas apartadas del centro. En este último caso, estaremos obligados a esforzarnos más para aportar a nuestros perros la máxima socialización posible.
Si nuestro perro es un cachorro, cuando no podamos supervisarlo, deberemos habilitarle un espacio a prueba de cachorros y reservado sólo para él. Es decir, evitaremos al máximo cualquier error en lo que a destrucción se refiere para evitar que se genere un hábito negativo dentro del hogar.
Al mismo tiempo, el espacio donde dormirá nuestro nuevo miembro de la familia también será importante para seguir trabajando su independencia en ciertos momentos.
En Kanstak no creemos en las pautas básicas de “dominancia” por las que tengamos que seguir unas normas estrictas. En cambio, sí creemos que debe haber ciertos momentos en los que el perro tiene que poder gestionar correctamente la soledad sin depender de una forma patológica, de la presencia de nadie.
Y ahí empieza el cuarto punto: los límites dentro de nuestra convivencia.
El hecho de que el perro suba al sofá no es nada negativo, pero sí puede llegar a serlo si tenemos invitados y se muestra irrespetuoso haciendo incómoda la visita. Mucha gente piensa: “en mi casa hay perros y a quien no le guste que no venga”, pero nosotros creemos que no debería ser todo tan extremo. Es decir, acaso si tuviéramos hijos en casa, ¿diríamos lo mismo? ¿Se nos ocurriría decir lo mismo si el niño saltara encima del sofá mientras nuestros invitados están descansando en él?
Debemos hacer un pensamiento sobre qué tipo de educación queremos en nuestro perro para que pueda venir con nosotros a todos los lugares y puedan visitarnos quienes quieran, eso sí, aceptando que nuestro compañero estará con nosotros durante la estancia (no encima de nosotros).
En referencia a esta última perspectiva, debemos puntualizar que “mimar” no significa “no educar”. Nosotros mimamos a nuestros perros todo lo que podemos pero también deben ser perros educados y adaptarse a todo tipo de situaciones como, claro está, uno más de la familia.