Uno de los principales conceptos o comandos que les enseñamos a nuestros alumnos cuando empiezan la escuela en Kanstak es el de la importancia de responder a la llamada.
Para cualquier responsable de perro, tener a un compañero peludo que responda rápidamente cuando se le llama es tener la oportunidad de ofrecerle libertad sin que se merme la seguridad que se merece todo ser del que somos responsables.
Si tenemos a un compañero que no responde correctamente cuando lo llamamos, nos veremos obligados a evitar aquellas situaciones que comprometan su seguridad y, por lo tanto, no tendrá la oportunidad de correr y disfrutar explorando su entorno.
Y aquí entra un gran dilema que muchos se hacen últimamente: ¿No mermamos la libertad de movimiento al perro si debe estar atento para responder a nuestros comandos? ¿Realmente es feliz nuestro amigo si está pendiente de lo que nosotros hagamos o queramos?
Para responder a estas preguntas, me viene a la cabeza el tipo educación que he podido dar a mis hijos, individuos de los cuales me he sentido 1000 x 1000 responsable de su bienestar.
Salvando las grandes diferencias que existen entre la especie canina y la especie humana, siempre he tenido muy claro que, para hacerme responsable del bienestar de ambos, he debido hacerme responsable de su educación. El tipo de educación que se les da es lo que marca la diferencia de nuestra relación en todo momento.
Si la educación se lleva a cabo de forma negativa y sin ningún tipo de empatía, entonces por supuesto que estaremos mermando esa libertad, ya que no verá opción de evitar un castigo. Si, por el contrario, esa educación se lleva a cabo de forma divertida, proactiva y negociadora, ¿estamos realmente afectando su libertad?
¿Acaso cuando vamos con un niño al parque para que disfrute con sus amigos le permitimos que pueda ir allí donde quiera sin nuestra supervisión? ¿Creemos que así será más feliz? Hay una gran diferencia entre sobreproteger y vigilar por el bien de los que queremos y debemos cuidar.
Que el perro responda a la llamada siempre es importante para asegurarnos su bienestar en determinadas situaciones.
Llegados a este punto, debemos diferenciar 2 conceptos a los que puede responder nuestro compañero: RESPONDER A SU NOMBRE O RESPONDER A SU NOMBRE Y QUE SE ACERQUE A NOSOTROS.
Para la escuela Kanstak, igual que para nuestros compañeros, estos son dos conceptos diferentes.
A continuación, explicamos las diferencias:
01. RESPONDER AL NOMBRE:
Nuestro compañero debe conocer su nombre y, para hacerlo, debemos tener en cuenta que se le debe enseñar generando una asociación positiva a la respuesta correcta de este comando.
El significado del concepto “nombre” es: deja de hacer lo que estás haciendo y consúltame. Esto puede suponer que le avisemos cuando cambiamos de dirección mientras andamos por un sendero o cuando puede haber algún peligro, pero no implica que venga hacia nosotros forzosamente. El nombre se utiliza más para provocar que nos consulte en un momento dado.
Para hacerlo correctamente, el perro deberá aprenderlo en diferentes pasos:
- Paso 1 – Situándonos cerca de él con algún refuerzo que le encante le enseñamos el refuerzo al mismo tiempo que decimos su nombre. Cuando nuestro amigo nos preste atención. Reforzamos automáticamente aportándole dicho refuerzo.
- Paso 2 – Cuando el perro responde al 100% estando cerca de él, podemos empezar a hacer el mismo ejercicio aumentando la distancia entre los dos.
- Paso 3 – Hagamos el mismo ejercicio cuando el perro se encuentre dándonos la espalda para que comprenda que lo que queremos es que nos consulte. Una vez se da la vuelta para prestarnos atención, obtiene su gran refuerzo.
Recordad que cualquier refuerzo debe ir acompañado siempre de diversión y halagos por nuestra parte.
02. RESPONDER A LA LLAMADA:
La diferencia entre la respuesta a su nombre y la respuesta a su nombre + llamada es el acercamiento hacia nosotros que debe llevar a cabo y el tiempo que debe permanecer con nosotros mientras dura el comando.
Así como en el concepto “nombre” el perro nos consulta, pero no es necesario que se acerque a allí donde estamos nosotros, en el concepto “ven aquí” sí debe entender que debe acercarse.
Que necesitemos que nuestro perro se acerque se puede deber a muchas situaciones:
- Poder controlarlo mejor ante un peligro determinado (por ejemplo, que pase un coche cerca de nosotros).
- Tener mejor control ante otras situaciones que pueden generar angustia o malestar a otros individuos (por ejemplo, que nos encontremos con gente u otros perros a los que les haga sentir incómodos el acercamiento de otro perro desconocido como es el nuestro).
- Para aportarle seguridad ante una posible amenaza (otro perro desconocido que se presente de forma poco respetuosa).
- Para ponerle la correa cuando finalizamos el paseo y debemos pasear por zona que requiera llevar al perro atado.
- Para evitar su pérdida.
Estos son algunos de los ejemplos por los que el concepto “nombre” no nos bastaría.
A continuación, relatamos los pasos para un buen aprendizaje del comando “ven aquí”:
- Paso 1 – Llevaremos a cabo los mismos ejercicios que hemos hecho en los pasos 1, 2 y 3 con el concepto “nombre”, con la diferencia de que ahora pedimos que se acerque a nosotros (no solo que nos consulte) y permanezca con nosotros todo el tiempo que le pidamos.
- Paso 2 – Aumentaremos el número de refuerzos que le damos a nuestro amigo para ayudarle a esperar con nosotros hasta finalizar el comando. Para ello, iremos dando refuerzos uno tras otro mientras le felicitamos. De esta manera, nuestro alumno entenderá que ahora le pedimos que se quede con nosotros.
- Paso 3 – Poco a poco, iremos distanciándonos más para que vea que debe acercarse a nosotros y no al revés.
- Paso 4 – Podemos introducir un comando que le indique que ya puede alejarse de nuevo si así lo desea. Este comando deberá ser el mismo que utilicemos para finalizar cualquier otro comando que pidamos, por ejemplo, el “sienta” o el “túmbate”.
Es muy importante que se genere siempre una asociación positiva, así que no podemos utilizar estos comandos solamente para castigos, sino que la mayoría de las veces que los pedimos será para aportar un gran refuerzo y reconocimiento.
Desgraciadamente, el perro no puede sobrevivir ignorando los peligros que pueden suceder dentro de nuestra sociedad. Evitar su sufrimiento es parte de nuestra responsabilidad hacia ellos. Por lo tanto, convivir con un perro que responda a nuestra llamada en caso de posible peligro, debe ser una condición indispensable para procurar su seguridad.
Protegerlos y educarlos no debe significar nunca mermar su felicidad sino más bien ofrecerles refugio y seguridad.
Si necesitas ayuda con la educación de tu compañero canino, no dudes en contactarnos. Estaremos encantados de proporcionarte asesoramiento profesional para garantizar una relación segura y armoniosa con tu perro.